Homenatge a Alfonso Sala (Terrassa, 30 de gener de 1941) |
El
24 d'octubre de 1941, Alfonso Sala, amb 78 anys, va ser convidat a pronunciar una
conferència a l'Ateneu Barcelonès sobre “Los fundamentos del
nuevo orden social y económico que surgirá necesariamente del
enorme fermento de la actual guerra” (es refereix a la Segona
Guerra Mundial). El diari “La Vanguardia Española” es va fer
ressò d'aquell acte social amb un article que transcric. És una
mica llarg, però, pel llenguatge, divertit de llegir i ens ensenya
descarnadament la naturalesa del pensament “salista” (demagógia, paternalisme i autoritarisme). Em sembla
que val la pena que hi perdeu una estona. Una reflexió final: a la vista d'aquest article, a Olesa estem infringint la Llei de Memòria Històrica mantenint un
carrer amb el nom d'aquest personatge?.
"Ayer tarde honró la tribuna de este Centro cultural, don Alfonso Sala, conde de Egara, ilustre patricio y eminente sociólogo, economista y propagandista católico, que tantas veces ha orientado y dirigido con su talento y arraigado fervor patriótico a la opinión española.
Al
solo anuncio de su disertación, sobre el tema tan importante hoy
como “Los fundamentos del nuevo orden social y económico que
surgirá necesariamente del enorme fermento de la actual guerra”,
se llenó el salón de actos del Ateneo de una nutridísima y
distinguida concurrencia.
Se
dignó presidir el impórtante acto el señor excelentísimo capitán
general de la Cuarta región, don Alfredo Kindelán, a quien
acompañaban en el estrado el presidente de la Diputación, señor
Simarro; el consejero nacional y teniente de alcalde señor Joaniquet
por el Ayuntamiento; el rector de la universidad y delegado
provincial de Educación, camarada Gómez del Campillo, que llevó la
representación del gobernador civil y jefe provincial del
Movimiento; el canónigo doctor Vilaseca, en representación del
señor obispo; el jefe provincial de Propaganda, señor Martín de
Riquer; el doctor Valls y Taberner, por la Junta del Ateneo, y los
señores vicecónsules de Alemania y Francia y cónsul de Suiza.
Abierto
el acto, empezó el Ilustre conferenciante su notable disertación,
profunda de conceptos y felicísima de palabra, con la pregunta:
¿Cuáles serán las características y los fundamentos del nuevo
orden social y económico?
A
este respecto hace el señor Sala una brillante exposición del
discurso pronunciado por S. S. el Papa Pío XII con ocasión del
cíncuentenarío de la publicación de la encíclica “Rerum
Novarum”, y deduce que son tres las bases del nuevo orden: El uso
de los bienes materiales; el trabajó; y la familia.
Hace
un detenido estudio de cada una de estas bases, y muy atinadas
consideraciones sobre el hondo abismo que separa la doctrina social
católica de las filosofías socialistas de los modernos tiempos. Se
funda la primera en la realidad de las cosas, que es la verdad; se
basa la otra en quimeras y artificios, o sea en el error. Proclama la
doctrina católica—dijo— la propiedad privada y el libre comercio
de los bienes, como condición necesaria para la existencia de la
sociedad, por ser de orden natural; niegan los socialistas la
propiedad privada, que substituyen por el «colectivismo»
perjudicando con ello a los propios obreros, cerrándoles la
esperanza de poder adquirir algo como cosa propia, noble y fecunda
aspiración de la naturaleza humana.
Comenta
las palabras de León XIII: «No puede existir capital sin trabajo,
ni trabajo sin capital». Por consiguiente, añadió, es
completamente falso atribuir sólo al capital, o sólo al trabajo, lo
que ha resultado de la eficaz colaboración de ambos y es totalmente
injusto que el uno o el otro, desconociendo la eficacia de la otra
parte, se alce con todo el fruto.
Las
bases fundamentales de la Encíclica “Rerum Novarum”, calificada
con razón de Carta del Trabajo de los Obreros son estas:
-”La
justa posesión de las cosas, se distingue del uso justo de las
mismas.”
-”Abundar
o carecer de riquezas y de las otras cosas que se llaman bienes nada
importa para la bienaventuranza eterna; lo que importa más que todo,
es el uso que de estos bienes hagamos.”
-”La
verdadera dignidad y excelencia del hombre consiste en las
costumbres, es decir, en la virtud y la virtud es patrimonio común a
todos los mortales.”
Definió
el conde de Egara el trabajo como el ejercicio de la propia
actividad, enderezada a adquirir las cosas necesarias para los usos
de la vida, pero muy principalmente para la propia conservación. Y
de aquí, dijo, se desprenden las condiciones del trabajo que son:
personal y salario necesario.
Sé
desprende de estas condiciones para establecer la base fundamental
del “salario justo”, que éste ha de ser suficiente para atender
a la subsistencia del obrero y de su familia.
Aboga,
por fin, por el espacio vital para la familia, que es el centro de
las metas sociales y polìticas y hace de la familia la célula vital
más perfecta y fecunda
de la sociedad.
Se
extiende en profundas consideraciones demostrativas que sòlo la
Religión puede ser la base de la legislación social.
“Sin
Religión y sin Dios no solo carecen de base nuestros derechos, de
sanción nuestros deberes y de razón los sacrificios, sino que las
pasiones carecen de freno.”
Dice
que los españoles tenemos el deber y el derecho de entrar en el
nuevo orden social y económico en el lugar preeminente que nos da el
hecho de haber sido los precursores de la lucha europea contra la
barbarie marxista.
En
el Mundo, agrega, pronto se olvidan las cosas, como se olvidan los
hombres. Hoy es el hombre, dice, y mañana no parece; en quitándose
de la vista, pronto se va de la memoria. Así sucede con todos los
acontecimientos y así hay que recordar con frecuencia el estado social y político de Europa y en especial el que atravesaba España,
en la segunda decena del 1936 en que parecía, que la nave de los
destinos de España, desmantelada en el
mar revolucionario se hundiria Iirremisiblemente en aquel abismo.
Añade
que el trabajo es el derecho y el deber del hombre, base de la
familia y del Estado, diciendo que la riqueza viene de Dios, paro no
habrá riqueza eficaz si no va al lado de una sabia distribución de
los bienes naturales. Y los rojos no tenían el poder de inversión
de la riqueza, que es función primordial del Estado. Y ésta, sea el
Estado pobre o rico consiste en invertir la riqueza en trabajos y en
protejer, para ello, al trabajador.
España
se salvó, gracias al glorioso Ejército, verdadera columna vertebral
de la Patria, y al heroísmo de la juventud que generosamente ofrendó
su vida en aras de la Religión y de la Patria, y al salvarse España,
se salvo la civilización europea porque si hubiese sucumbido no
sería posible la actual cruzada contra la demencia bolchevique.
El
orador tiene también un fervoroso recuerdo para los martires
precursores del Movimiento, citando entre otros ejemplos, la valentia
de los discursos de Calvo Sotelo, cuyo patriotismo le granjeo el
honor de ser de los primeros inmolados por la criminalidad roja.
Hace
un hermoso recorrido de la Historia para demostrar que la Providencia
asignó a España la gloriosa misión de ser la salvadora de la
civilización.
Y
acaba con estas hermosas palabras de Menéndez Pelayo.- “España,
evangelizadora de la mitad, del orbe. España, martillo de herejes,
luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio. Esta es nuestra
tradición y nuestra ejecutoria”. Señores : “¡Viva España!”
Muchos
de los brillantes párrafos de la magnífica disertación del señor
Sala fueron acogidos con nutridos aplausos y su brillante trabajo
coronado con calurosas muestras de aprobación.
El
ilustre conferenciante, que fue muy felicitado por la mayoría de los
concurrentes; tuvo luego palabras de elogio para autoridades, que
con su asistencia al acto, demostraron cuánto se interesan por la
labor cultural y patriótica que viene desarrollando el Ateneo
Barcelonés con el ciclo anual de conferencias en que se desarrollan
los temas de mayor interés nacional."
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